Determinados factores de riesgo presentes en la población femenina, aumentan sus posibilidades de desarrollar enfermedades cerebrovasculares. La clave está en la prevención para identificar sus síntomas y así limitar sus secuelas.
La diabetes, las migrañas, la fibrilación auricular y la hipertensión, son las causas más frecuentes que derivan en los Accidentes Cerebro Vasculares (ACV). Se estima que 1 de cada 5 mujeres pueden padecerlo, mientras que para los hombres la relación es 1 de cada 6.
La Organización Mundial de la Salud establece que el accidente cerebro vascular es provocado por “el taponamiento o la rotura de una arteria del cerebro”. Generalmente, viene acompañado de arterioesclerosis e hipertensión arterial. No obstante, puede prevenirse.
En la actualidad, el ACV es el primer motivo de muerte entre las mujeres, debido a que algunas condiciones presentes en ellas como las hormonas, el embarazo, la salud reproductiva y el parto las ubican dentro del grupo de mayor riesgo.
Las estadísticas más recientes demostraron que 1 de cada 5 mujeres puede sufrir un ACV frente a 1 de cada 6 hombres. A raíz de ello, la Fundación Cardiológica Argentina (FCA), destacó la prioridad que ocupa la prevención, la adopción de conductas saludables desde edades tempranas, contribuyendo a mejorar su diagnóstico, tratamiento y pronóstico.
En nuestro país, se producen aproximadamente 80.000 casos anuales. De ellos, el 52 o 55 por ciento, refiere al género femenino. Aunque en la mayoría se notifica hipertensión también influyen otros padecimientos tales como la migraña, la fibrilación atrial, el consumo de tabaco, la inactividad, la diabetes, la depresión y el estrés psicosocial.
Entre sus síntomas se encuentran la pérdida súbita, generalmente unilateral, de fuerza muscular en los brazos, piernas o cara. El entumecimiento de esas mismas partes del cuerpo; confusión, dificultad para hablar o comprender lo que se dice; problemas visuales; para caminar, mareos, pérdida de equilibrio o coordinación; dolor de cabeza intenso de causa desconocida; y debilidad o pérdida de conciencia.
¿Cómo prevenirlo?