Tras el último entrenamiento de semestre, Claypole comenzó el merecido descanso después de una temporada con alegrías y tristezas. El próximo torneo augura el mismo desgaste.
El "Tambero" sucumbió por una de las temporadas más difíciles de los últimos tiempos. El fantasma de la desafiliación acechó hasta tres fechas antes de que culmine el semestre. El plantel, conducido por Héctor Baillié, no se dejó caer y hasta se dio el lujo de jugar el octogonal.
Tras la salida de la dupla técnica y posterior llegada del "Loco", Claypole comenzó la levantada. Se vieron varios puntos altos durante todo el torneo, algunos se fueron quedando en el camino, pero la mayoría siguió remando hasta cumplir el objetivo principal.
La práctica, más por compromiso que otra cosa, continuó con un clima distendido, donde no se exigió a los jugadores, ya que no volverán a tener un partido oficial por mucho tiempo cuando vuelvan a competir el próximo semestre. La jornada se cerró con un almuerzo grupal.
¿Qué hay en un futuro no muy lejano? Dos cuestiones de suma urgencia: primero la renovación de Héctor Baillié, a quien se le terminó el contrato y con el que no habría problemas para que continúe, si así lo desea.
Segundo, no dejar ir a jugadores que brillaron, como el "Colombiano" Jorge Rosas y Diego Fassi, entre ellos, para afrontar una temporada que tendrá la misma tónica. La meta será pelear por no desafiliar e intentar ser protagonista en busca del ascenso a la Primera C como su historia lo demanda.